La muerte en un naipe

Nueve víctimas, una baraja de naipes, y un criminal que solo juega a divertirse.

El 24 de enero de 2003, Alfredo Galán Sotillo sale de su casa con la intención de dar un paseo por Madrid y matar a alguien. A cualquiera. La primera víctima es un hombre que da de comer a su hijo pequeño. Le pide que se arrodille y lo ejecuta ante la mirada del niño. En la escena del crimen encuentran un naipe.

La segunda víctima es un muchacho de 18 años que esperaba al autobús. A su lado, un As de copas. Doce horas después, el asesino acude a un bar de Alcalá de Henares y mata de un tiro en la cabeza al hijo de la regente. Su madre intenta refugiarse, pero el asesino logra dispararle en la espalda y en la pierna. Sin embargo, la víctima no muere desangrada, tal y como él había planeado. El asesino huye sin dejar huella.

No hay nada que relacione estos asesinatos, sucedidos en tan poco espacio de tiempo. Los perfiles de las víctimas tampoco tienen ningún vínculo entre sí.

Galán Sotillo sigue ganando tiempo. Al día siguiente, dispara a una pareja en la localidad de Tres Cantos, al norte de Madrid. Él muere en el acto, pero ella consigue escapar. En la escena, un dos de copas; la carta que representa a los amantes. Un mes después, asesina a otra pareja en un camino de tierra en Arganda del Rey y deja dos cartas más.

Un total de nueve víctimas en pocos meses: tres heridos graves y seis brutalmente asesinados a quemarropa. Se había convertido en El Asesino de la Baraja, uno de los criminales en serie más buscados en España.

Galán Sotillo mataba a sangre fría, al azar y con una seña de identidad. Había aterrorizado a toda la Comunidad de Madrid y, tras una ardua investigación, la Policía encontró un elemento común en todos los asesinatos: una pistola Tokarev TT-33 de fabricación soviética.

Aunque las supervivientes facilitaron un retrato robot, lo único que se sabía es que se trataba de un militar que había realizado misiones en los Balcanes.

El 22 de mayo de 2003 la policía detuvo a un presunto culpable: un hombre que había servido al país en las fuerzas armadas, con una ideología muy marcada, y que había sido identificado por las dos mujeres. Todo cuadraba. Pero poco tiempo después se demostró que él no era El Asesino de la Baraja y fue puesto en libertad.

Dos meses después, Galán Sotillo acude, en estado de embriaguez, a la Comisaría de Puertollano, en la provincia de Ciudad Real, asumiendo la autoría de todos los crímenes. Pero nadie le cree y le exigen aportar alguna pista fiable que solo el autor de los crímenes pudiera conocer: que todas las cartas estaban marcadas por un punto azul. Alfredo Galán Sotillo fue condenado a 142 años de prisión. En menos de diez quedará libre.

 

DATOS RELEVANTES: La muerte en un naipe es el libro que recoge, en forma de crónica y tras meses de investigación y documentación, los movimientos de Alfredo Galán Sotillo, el asesino en serie más buscado en España y uno de los casos que más revuelo ha causado en los medios de comunicación en los últimos años.

La muerte en un naipe pertenece a la colección SinFicción, un conjunto de crónicas periodísticas que recogen los casos criminales más mediáticos y controvertidos de los últimos años en España.

Su autora, Jimena Tierra, es escritora y abogada especializada en materia de true crime. Sus thrillers han sido traducidos al inglés. Además, es comisaria de los festivales literarios de ficción criminal Galapanoir y Alicante Negra, impulsando el desarrollo cultural noir a través de dos pilares fundamentales: el rol femenino y el sector infantil y juvenil.

 

POTENCIAL AUDIOVISUAL: Serie TV, Miniserie, Film, TV Movie.

IDIOMAS DISPONIBLES: Español.

 

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